El capítulo se centrará en los Jardines de San Antonio y San Segundo, situados a ambos lados de la muralla, resultado, por un lado, de las huertas y jardines cerrados de casas nobles, palacios y conventos intramuros existentes en Ávila desde el siglo XVI y, por otro, de las zonas verdes y arboledas que rodeaban los monasterios que se encontraban en la periferia fuera de la muralla.
El Parque de San Antonio, al este de la ciudad, a tres kilómetros del recinto amurallado y, según relata el capítulo, fue en 1577 cuando un noble abulense, Don Rodrigo de L‘ Águila, adquirió terrenos dedicados a huertas para ordenar construir en ellos el convento de San Antonio y para “embellecer los alrededores se creó una extensa alameda, con fuentes a lo largo de su recorrido, un lugar tranquilo para pasear”, añade Mónica Luengo.
En 1920 el vizconde de Güell, Eusebio Güell y López, hijo del mecenas del arquitecto Antoni Gaudí, adquirió un terreno de unos 5.000 metros cuadrados de extensión y 3.000 de huerto, encargando al pintor y paisajista sevillano Javier Winthuysen, transformar este último en jardín, además de reformar las dos viviendas que existían en la parcela. El artista logró combinar arte y naturaleza y, como agrega la presentadora, “su oficio de pintor le proporcionó un gran conocimiento del poder expresivo del color, de los volúmenes, las luces y las sombras. Ese conocimiento le permitía imaginar el futuro de los jardines que creaba, ver el efecto que causarían las plantaciones ya crecidas y dirigir la construcción para conseguir su jardín soñado”
Uno de los elementos más significativos, que resalta en el conjunto verde, es la Fuente de la Sierpe, pieza tallada en una roca existente en el terreno. La forma de serpiente emerge del estanque y lanza agua por ojos, oídos y boca. “Recién terminada la obra, la serpiente monstruosa, que tenía las escamas pintadas al óleo, parecía tan real que asustaba. Hoy ya ha perdido el color pero el resto se conserva intacto desde su creación, hace ya más de cuatro siglos”
Uno de los jardines de la judería, que fue un antiguo huerto, constituye el Jardín de San Segundo, “un refinado vergel ubicado en el extremo noroeste del recinto amurallado”.
Se distribuye en tres niveles y cuenta con un jardín formal con tres espacios, la alberca, las fuentes con surtidores y la pérgola sobre columnas de piedra. Desde los comienzos, el ajardinamiento no destacaba por la variedad botánica, que estuvo formada por álamos negros, cipreses, olmos y tejos, además de arbustos como aligustre y boj. Mientras, la pérgola original, adosada a la muralla, se cubrió con rosales trepadores y vides. «También se plantaron algunos frutales que se perdieron por falta de adaptación”, indica la presentadora.
Actualmente, el parque cuenta con más de 40 especies entre las que se encuentran, castaños, cedros, abetos y sauces, con ejemplares tan espectaculares, como un pinsapo de más de 30 metros de altura
Invitados en este episodio : M.ª Sonsoles Nieto, historiadora del arte, que habla de los orígenes de la alameda y su transformación a mediados del s. XIX; el médico y escritor Juan Martínez de las Rivas que explica cómo se ha convertido en jardinero del jardín de San Segundo; y, el autor del libro «España Fea», Andrés Rubio, que destaca la importancia de los expertos en el cuidado de los entornos públicos