Entre los días 2 y 15 de Diciembre, Madrid acogió la cumbre de cambio climático de Naciones Unidas, más conocida como COP25, con el objetivo de . acordar las estrategias a seguir para mitigar el calentamiento global y regular mecanismos de adaptación. Las COP son la herramienta multilateral más importante en este tema, y de lo que los gobiernos decidan en ellas se podrá combatir con mayor o menor fortaleza la pero crisis ambiental a la que nos hemos enfrentado.
Las expectativas en esta COP, que se iba a celebrar en Santiago de Chile pero que finalmente se produjo en los recintos feriales de Ifema de Madrid, estaban muy altas y la declaración final que recoge lo aprobado no está a la altura.Sin embargo, nunca antes se había vivido una movilización social de tal envergadura. Sociedad civil, empresas y gobiernos locales han dado un paso adelante para sumarse a la transición ecológica que demanda el calentamiento global. Especialmente activas han sido las ciudades en esta COP.
Se han celebrado numerosa sesiones organizadas por redes de ciudades o con presencia de entidades locales, en las que se han abordado las estrategias que tienen las urbes para abordar el cambio climático. En todas ellas, ha quedado claro que si queremos mitigar el calentamiento global y adaptarnos a sus consecuencias (que ya sufren muchos lugares del mundo) las ciudades han de dar un paso adelante. Y lo están dando.
En su cuarte edición (10-12 de junio 2020) el Foro de las Ciudades dedicará un espacio importante a debatir sobre el papel de las ciudades en la lucha contra el cambio climático y los proyectos urbanos de adaptación.
Declaración final
El mayor reto de la cumbre era un tema muy técnico, aunque con potentes tintes políticos y comerciales: la aprobación del artículo 6 del Acuerdo de París sobre la regulación de los nuevos mercados de carbono para la compraventa de derechos de emisión entre países y empresas.
Otro de los temas principales era solicitar a los países que aumentaran sus compromisos de reducciones de emisiones (las NDC) firmadas cuando se aprobó el Acuerdo de París en 2015. Esto es vital, porque según nos indican los informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) con los actuales compromisos la temperatura subiría por encima de los 3 grado durante el siglo XXI (el compromiso adquirido por los países firmantes del Acuerdo de París era intentar que no subiera de 2 grados, e incluso hacer todo lo posible para que no superara los 1,5 grados).
Aunque, el Acuerdo de París, ya estipula que cada cinco años habrá que revisar las NDC, la COP25 de Madrid apenas ha aprobado un “llamamiento”a los países para que aumenten su ambición climática en 2020. En el lenguaje de este tipo de cumbres climáticas, la palabra “llamamiento” ni es vinculante ni obliga a nada, sencillamente apela a la voluntariedad de cada país. La idea propuesta es que los países sí aumenten sus reducciones a lo largo de 2020 y que se pueda hacer un documento con todo ello para llevar a la COP26.
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